Ana María Manceda.
¡Cómo las flores señora!
En tiempos que la guerra amenazaba a países hermanos (Argentina-Chile, 1978)
¡Alégrame la vida! Entonces, a propósito le preguntaba cómo andaba y él tan suelto como era, tan pobre, tan feliz, dejaba volar las palabras de su sonriente boca ¡Cómo las flores señora! Sonaba a música, suena a música, sonará a música. Tenía una ligera nube en los ojos que producía un silencio en su mirada, un segundo, un tac y por ahí volvía a chispear, como cuando explicaba que su nombre quería decir “tigre amable” en mapuche. Lo mágico ocurría ante mi pregunta ¿Cómo andás Ainao? y el mundo vibraba, se llenaba de colores y notas musicales.
Luego de las clases debía enfrentar mi nueva vida. Mientras preparaba las tareas en la cocina de la casa el tiempo transcurría con cierta armonía, pero no sé por qué causa cuando…
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